Comenzaré la reflexión apuntando que este ha sido el bloque con el que más he disfrutado, ya que, tiene mucha magia y como me ha encantado, me ha resultado muy sencillo interiorizarlo.
Comenzamos este bloque dejando claro que los cuentos folclóricos son cuentos que vamos a utilizar para adaptarlos, no los vamos a contar como están reflejados en los libros. Estos cuentos no tienen autor porque se han ido creando con el paso del tiempo, pueden presentarse multitud de variantes, son textos populares, no son pensados para infantil, están dedicados a los adolescentes, y por último no son textos machistas.
Hemos aprendido que existen tres géneros dentro de estos textos; el teatro folclórico, la prosa folclórica y la poesía folclórica.
Es a finales del siglo XIX cuando empieza a surgir interés por los textos folclóricos, pero no fueron objeto de estudio hasta el siglo XX con Vladimir Proop, quien quiso estudiar los componentes, las estructuras de los personajes, de las relaciones, y también de sus cuentos folclóricos rusos.
Quiero hacer referencia al primer recopilador de cuentos folclóricos, Charles Perrault en el siglo XVIII, era uno de los pedagogos de la corte del Rey Sol (Luis XIV), y se encargaba de la educación de los jóvenes. Era un hombre muy culto que entendía varios idiomas y tenía la creencia de educar a la gente pobre, entre ellos, educar a la corte de Luis XIV a través de cuentos. Por lo que se dedicó a recopilar historias populares y adaptarlas para crear así historias moralizantes. Estas se recogen en Cuentos de fées.
Existen también otros recopiladores como Armand Berquin, Madame Leprince de Beaumont, Jhon Newberry, Los Hermanos Grima, Hoffmann, Hans Christian Aandersen… En España destacan recopiladores como el Padre Coloma, Fernán Caballero, y la Editorial Calleja, entre otros.
A la hora de realizar una adaptación, debemos respetar; los motivos, que son el esqueleto del cuento, lo básico. Y el rol que desempeñan los personajes.
Para finalizar este bloque, he aprendido cómo diferenciar los libros que merecen la pena de literatura folclórica, de los que no. En general, debemos fijarnos en quién es el adaptador y quién es el traductor. Unos ejemplos de buenos libros y que podemos tener en nuestra biblioteca personal en casa o en el aula para leerlo nosotros y adaptarlo son:
-Catálogo tipológico del cuento folclórico español. Ed. Gredos.
-Los cuentos de hadas clásicos, anotados.
-Cuentos infantiles políticamente correctos, James Finn Garner. Ed. Garner.
-Cuentos de los Hermanos Grimm. Ed. Galaxia Gutemberg.
Este bloque, como he dicho al principio, ha sido el que más me ha gustado de toda la asignatura y creo que voy a poder utilizar muchísimas cosas aprendidas en él, para mi futuro profesional.
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